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Por coyuntura ¿Bajaron los valores de los inmuebles?

Si nos trasladamos al primer mes de cuarentena local, la oferta inmobiliaria no tendía a variar valores (probablemente por la incertidumbre inicial ante la pandemia), pero para el segundo mes se comenzaron a notar cambios o situaciones particulares, zonas o mercados con cierta variación. Sin embargo, analizando distintas situaciones, se concluía en que no se podía generalizar con un determinado porcentaje de baja, lo cual sería especulativo, ya que dichas variaciones eran segmentadas y no generales (poca variación en unos casos, algo más en otros). En esa situación, dependerá de la necesidad de venta; en ese sentido, pre pandemia, era habitual encontrar inmuebles que permanecían en el mercado algunos meses, sin variar sustancialmente sus precios, donde podría llegar a inferirse alguna sobrevaloración.

El mercado de vivienda de primer uso fue muy afectado, en volúmenes y valores de venta de departamento; efecto producido por el tiempo de la cuarentena absoluta, ya que no solo se detuvieron las obras, si no que las notarías (necesarias para concretar los contratos de compra venta y establecimiento de las garantías para los préstamos) cerraron; por tal, en respuesta a la situación, se identificaron proyectos que ofrecían desde descuentos promocionales en la separación, hasta el mínimo de cuota inicial (llegando a 0% en algunos casos, bajo condiciones). Este mercado es el más dinámico, por lo que los valores son más sensibles a la oferta y demanda del momento, entonces, ante un descenso de la demanda efectiva, estar obligados a cumplir con sus compromisos y no verse forzados a continuar con la obra detenida más allá de la fase de reanudación de proyectos, los promotores inmobiliarios tuvieron que recurrir a algunas de las fórmulas mencionadas.

Con la intención de volver al dinamismo regular y arrancar motores, en junio, el Estado empezó a promover la idea de que «es un buen momento para comprar una vivienda” debido a la oferta inmobiliaria acumulada, lo cual fue rápidamente sacado de contexto al sonar contraproducente a la difícil situación económica que atravesaban la mayoría de peruanos.

Sin embargo, en nuestra opinión, guardaba razón, siendo la oferta de aquel momento variada y atractiva para quién dispusiera de los recursos o ya tuviera un préstamo pre aprobado antes de la pandemia, lo cual se respaldaría en información posterior que indicaba un incremento en la venta de vivienda nueva en el mes de julio, respecto a los meses previos al estado de emergencia.

No consideramos acertado mencionar un porcentaje generalizado de baja de precios debido a la coyuntura, pero lo que sí podría mencionarse es que la tendencia fue a la baja o de nula variación, más no al alza, al menos por los meses entre abril y julio, hasta que se dio la reactivación paulatina del sector y sus actividades complementarias.

Nuestra recomendación, tasar el inmueble y ver si el valor, en ese determinado mercado, en qué medida varió o si se regularizó.

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